domingo, 18 de agosto de 2013

Solo por




Y si solo hoy, solo por hoy
me dejas plasmar tu nombre en el cielo
ese, el azul cósmico que tanto veneras
ese, el que miras con ojos de psicodelia
el que deseas con pasión saborear cuando llega el atardecer
solo para que todos lo vean y conozcan
para que la humanidad te vuelva verbo pagano
plante una fe basada en tu nombre
tan ciega como mi posición hacia ti
solo hoy te pido seas mi luna y veles este sueño desesperado
te pido guardes con recelo estas mundanas palabras
las que escondes en cofre de cristal
de colores multiformes
de voces clareantes
de olas de luz
de fuerza y sensación
si solo por hoy te pido tanto y tan poco
te pido miles de estrellas pero ninguna para mi
te pido un cielo perfecto pero por solo un segundo
te pido la humanidad, pero solo la tuya
te pido bosques, ríos y montañas, pero solo imaginarias
te pido tiples, guascas y boleros, pero solo para dos
te pido razones para vivir que se reducen a una
te pido tanto, que deseo no me des nada
solo un destello de luz
suficiente
único y mágico
pleno y sincero
que de dejen decir 
solo por hoy

TE AMO


Impulso


EL OBJETO ANTES LLAMADO DISCO

Toma mis impulsos y aprovéchate de mí, tómalos y hazlos tuyos, transfórmame en tus pasiones, olores y condimentos, con esos que le das color a tu vida, con que sazonas los pasos que haces nuestros, toma mi esencia para transformarla en el viñedo de tu alma, donde recoges historias de amores y experiencias, el lumbre que calienta la estufa, que calienta mis manos, que acongoja el corazón. Toma mis creencias y transfórmala en lluvia, aquella que alimenta árboles milenarios de frutos astrales, aquella que hace a los dioses humanos y a los humanos pensantes, y viajemos en nubes de vapores eternos, viajemos entre las almas, y sintamos los corazones latentes, sintamos el calor de la gracias, de la reverencia, de la penitencia, acerquémonos a Dios, mirémosle a la cara, a ese rostro efímero, diáfano y celestial, que sabe tanto que no sabe nada, que sabe de crear pero no de amar, que sabe de sexo pero no de sus placeres, y démosle de esta miel de caña verde, de esta elixir de amores pasados, para hacerlo uno con el todo, para hacerlo humano, para hacerlo pensante, para hacerlo carnal, para hacerlo uno de nosotros…. Ve toma mi alma, hagamos de ella alas descendentes, volemos como aves, a volcanes creadores, a pirámides eternas, a civilizaciones perdidas, conozcamos el amor de los tiempos, de la vida misma, seamos creaciones eternas, seamos estrellas divinas.

viernes, 14 de junio de 2013

Idilio 2.0


2 de 2

Le dije mirá esos tipos pero claro lo había dicho yo y él tenía que burlarse como siempre no seas estúpida me dijo deben ser obreros del turno de las doce a mí me parecían demasiado bien vestidos para venir de la fábrica Juan María volví a decirle fíjate vienen derecho aquí y él me contestó déjate de pavadas y yo me callé venían ya a unos treinta metros eran cinco uno más corpulento que todos los demás y empecé a estar segura de que eran una patota como las que aparecen en el diario una pareja fue asaltada anoche por una patota después de corta lucha ambos fueron víctimas de vejámenes la mujer fue internada en estado de suma gravedad y de pronto ya estaban frente a nosotros y el gordo dijo conque de amorcito eh está muy oscuro para andar de amorcito él les dijo vamos dejen pasar esta es mi mujer yo creo que le notaron en la voz que él estaba poco convencido de que nos de'arían pasar ah conque es tu mujer entonces mejor dijo el gordo no hay obligación de andar con la señora a lo oscuro para excitar a los amigos entonces le dio un golpe en la cara y yo vi que él comenzaba también a pegar y a mí me tomaron entre dos pero les di patadas que daba gusto a uno le pegué abajo y cayó al suelo retorciéndose dicen que ahí duele mucho igual que a las mujeres en los senos yo de vez en cuando miraba donde lo tenían a él medio imnovilizado porque el grandote lo agarró del pelo y no lo dejaba mover yo creo que más bien querían agarrarme a mí porque el gordo le gritó al que me tenía che negro en último caso acostala de una patada después le vamos a enseñar cómo hacemos nosotros el amorcito luego de corta lucha fueron víctimas de vejámenes yo quise darle también al negro una patada igual que al primero pero me sujetó la pierna en el aire y me fui al suelo de espaldas lindo porrazo el tipo se me echó encima y vino otro no el gordo otro de boina y me agarró las piernas pedazo de animal me hacía doler las pantorrillas creo que a uno alcancé a arañarle toda la cara porque todavía tengo sangre metida en las uñas pero de repente sentí un grito y vi que él se había soltado y le daba fuerte al grandote después por un rato no vi porque el negro me puso su manaza en la cara qué ricura con el otro brazo me había enganchado la cabeza qué olor dios mío los tres sudábamos como en enero al final uno me agarró el saco de cualquier modo iba a comprarme otro si él me puede dar algo a fin de mes siempre le parece que gasto demasiado quisiera ver cómo se las arreglaría para darnos de comer a los tres con los dos pesos miserables que me da por día sin duda piensa que todavía puedo ahorrar para comprarme un saco o mejor no comprármelo total qué le importa ahora como me visto pero claro se fija en las medias nailon de cualquier pelandusca que pasa haciéndole mimos con el trasero yo antes también lo movía de lo lindo pero ahora después de fregar dos pisos o dalequedale con la mugre que él deja en las medias y los calzoncillos y toda la porquería de los pañuelos no quedan ganas de irse a mover por ahí y para una casada no queda bien nunca falta una lechuza que le diga ya vi a su señora muy rica solita por Dieciocho no pasan los años por ella para que él les diga por usted tampoco como si lo oyera al muy hipócrita todas menos yo dicen qué monada eso es un marido pero no me diga delante de ésas habla con la elle claro todo fino y después conmigo suelta los carajos como dijo el negro aquél cuando yo le mordí la mano repugnante hasta que empecé a sentir en la boca el gusto a sudor y me vino una arcada fenomenal parecía mi suegra cuando le viene el ataque al hígado el tipo se asustó y le dijo al otro bruto che debe estar embarazada la pucha dijo el otro eso no es negocio ya me parecía muy barrigona el muy idiota lo que pasa es que viene sin faja y entonces miraron más allá donde estaba él a las trompadas con los otros y cuando el negro les gritó nosequé el grandote no lo estaba pasando muy bien y dijo entonces los dejamos no quiero líos recién al rato me di cuenta que se habían ido corriendo él me preguntó te lastimaron yo le dije no pero me rompieron el saco bueno ya estaba viejo dijo él qué milagro ahora está mansito seguro se habrá asustado cuando me vio patas arriba entre aquellos bestias él no lo pasó mejor tiene un ojo a la miseria yo con el pañuelo le sequé también la sangre del labio parecía parece más viejo bien hecho por qué me llamó estúpida cuando dije mirá esos tipos él siempre me llama estúpida cuando leo la crónica policial sin embargo se aprende enseguida me di cuenta de que era una patota menos mal que eran pocos y él está convencido que les metió miedo cuando yo sé que se fueron por mi arcada y también por mi barriga pero a él no le digo nada no tiene por qué darse cuenta que ahora no tengo la misma cinturita de cuando venía martes jueves y sábados siempre me miraba como a algo inmaterial a mí me daba rabia le hablaba por eso de Alberto a mí no me gustaba ese pituco pero él se lo creía todav'ia a veces lo fastidio para ver si me pega y pierde un poco esa blandura pero hoy estuvo mejor vi que les pegaba sin asco a esos cochinos así me gusta de vez en cuando podría mandarle una patota de encargo a ver si se despierta si no se va a endurecer siempre escribiendo a máquina o jugando al billar con tal de que no haya problemas es feliz no puedo aguantarme a veces por gusto le pongo cara rabiosa porque de lo contrario me empalaga bueno siempre fue así a Martín lo va a podrir a mimos tiene nueve años y cada vez que habla se le llena la boca de saliva por la maldita costumbre de hacerse el nene en vez de avanzar retrocede cualquier día va a salir otra vez gateando a veces le pego y claro soy el ogro para él es muy cómodo hacer de reimago porque no lo aguanta el día entero ahora también le sangra el ojo lo dejaron lindo parece una careta pero si me río se enoja siempre cree que me burlo sin embargo me gusta con la cara deshecha lo prefiero así serio triste preocupado por lo que hubiera podido pasar al menos la vida dio un salto y él tendrá esto para contar quién sabe si lo cuenta siempre tiene miedo de jactarse de algo naturalmente él y yo somos un poco raros cualquier otro otra enseguida se hubieran abrazado,-mi Dios qué peligro viejita viejito querido pero nosotros como si nada seguimos caminando a un metro de distancia uno del otro como si la patota hubiera sido una broma y solamente por jugar nos hubiéramos revolcado en la tierra con esos asesinos estoy segura que nos matan si no se le ocurre al negro lo de mi embarazo Santa María madre de Dios ruega por nosotros peca pucha eran cinco quién hubiera visto mañana en el diario la mujer fue internada en estado de suma gravedad ahora y en la hora de nuestra muerte amén menos mal que aquí está el farol de la fábrica en la luz no se van a atrever de nuevo sin embargo a él yo querría decirle algo no sólo Juan María ni querido otra cosa que sepa que estoy y lo quiero y me gusta que se haya pegado fuerte con ésos y quizá baste con acercarme y no decirle nada y suspirar un poco y tocarlo tocarlo.

Benedetti___///

Idilio!

1 de 2

Sin embargo yo venía pensando en la mujer rubia de la película como todos los sábados cuando después del cine atravesamos el baldío de atrás de la fábrica sí con la luna uno siempre se pone un poco romántico pero no iba a ponerme romántico con Marta claro después de diez años lentos de matrimonio todo cambia y cuando ella me llamó Juan María el nombre me pegó en la nuca como una corriente de aire y recién entonces la vi uniformada por la luna en una silueta que empezaba a vencerse nunca se me había ocurrido que pudiera reprocharme con su sola presencia esos diez años porque enfrentar a Marta a la luz del día significa también enfrentar su voz su mirada sus gestos pero allí estaba sola en su solo cuerpo y los senos horriblemente fláccidos la curva de la espalda vencida por completo las caderas desagradablemente abiertas no es posible disfrutar ahora con la mera adivinación del cuerpo bajo la ropa tan resbaladiza por eso sé que mi deseo depende de arranques mecánicos que apuntan a ella porque es más cómodo insistir allí que violar la costumbre y correr el albur con esta o aquella loca no obstante la rubia de la película me arruinó la noche porque me puso en la cabeza sí era delgadita tenía la cara ovalada los ojos grandes me metió en la cabeza esa pavada de empezar de nuevo después de todo qué quiero decir con empezar de nuevo a mí no me importan los senos caídos la espalda curvada las caderas abiertas sino que ella está indiferente por cualquier cosa pone ojos de vaca degollada y parece que sólo le interesara el chico demasiado mimoso lo tiene ya vendrán los dolores de cabeza después cuando quiera imponerse pero si ella ah pero si ella claro yo quiero quería empezar otra vez porque uno puede verdad equivocarse y aunque es cierto como dice mamá la primera mujer y nada más pero yo pensé que ella iba a ser verdaderamente companera y poderla sentir al lado en la noche no sólo en la noche como parte de uno mismo aunque no la tocara por más que también sería bueno tocarla casi dormido y estirar la mano y hallarla pero ella todo el santo día con esos rezongos entre dientes mirándome haciéndome sentir ladrón asesino qué sé yo como si por mi culpa estuviera encerrada demasiado sé que no sale para después reprochármelo y que no la saco nunca ni al campo ni al cine bueno al cine vamos los sábados pero al campo la quisiera ver después de escribir a máquina ocho horas los dedos como garrotes el dolor en la espalda llega el domingo si tendría ganas de hacerse la excursionista y cargar quince paquetes de comida qué asco el papel manchado por los buñuelos la torta pascualina con gusto a pescado todo mezclado y atrás los tipos de siempre cantando un elefante molesta mucha gente y los que bailan en el pasillo ofreciendo el trasero primero el de ella después el de él y el otro gracioso y sus cuentos de velorio como para no preferir la siesta a mí qué me importa perderme el aire libre después llego cansado como una mula y con la obligación de estar alegre para no desentonar a ella sí le gusta y no desentona bueno yo tampoco quiero que seamos demasiado iguales lindo aburrimiento decirse a todo que sí pero no puedo aguantarle esos ojos de rabia y entonces yo también me pongo grosero ella dice rabioso a veces no le he puesto la mano encima porque Dios es grande y el chico miraba mejor que siempre respete a la madre y yo no voy precisamente a enseñarle lo contrario siempre siempre yo ni siquiera fumaba delante de mamá pero esa vez apareció de sorpresa con la vecina hice como siempre el jueguito de entrar el cigarro en la boca y no se iban y yo callado estudiando y mamá callada también y la otra vieja pestosa dándole lata y también a mí me preguntó no sé qué tontería y entonces no tuve otra solución que tragármelo para hablar y después me operaron cielos qué batifondo mamá llora un poco cada vez que lo cuento Marta en cambio se ríe se ríe con ganas y es posible que me haya enamorado de eso porque me gustaba verla reír haciendo gestos con la mano como si quisiera sujetar la carcajada pero nunca lo conseguía y se le escapaba en saltitos ahora se ha puesto gruñona si le digo que llegó a la edad crítica se pone peor y no entiende la broma ni recuerda sus treinta y tres años yo qué sé de veras estoy desorientado porque no es el hecho del mequiere nomequiere para qué dirán esas idioteces tesoro el besito en la boca mientras lo hacen cornudo sino que lo primero es naturalmente la costumbre saber dónde están el aparador el diario y la escupidera la vida así sin saltos para qué más lo mismo en el amor saber dónde están la cama el beso y el ombligo todo es la costumbre pero además uno quiere otra cosa claro así debe ser que ella me mire como antes sin odio cuando yo venía martes jueves y sábados y me esperaba con la blusita de organdí yo casi no me atrevía a tocarla porque se parecía demasiado a la muchacha que uno se pone a imaginar a los catorce y que después se aprende de memoria sólo que ella tenía ojos verdes y Marta azules y eso qué importa claro a Marta la conocía del colegio y a lo mejor era porquenó la muchacha que yo imaginaba la que se parecía a ella naturalmente los ojos distintos porque quizás no me acordaba cómo eran y les puse un color cualquiera uno de chico no se va a fijar en los ojos entonces y después era muy simpática y me miraba uno no sabe nunca qué le pasa por dentro a lo mejor sonríe y en realidad me está escupiendo yo no sé creo que nunca estuvo enamorada de mí puede ser que de Alberto sí de Alberto él no le hacía mucho- caso pero como se parece a Clarkgable así orejudo si Clarkgable no existiera sería un repelente pero ahora no ah qué hombre ah qué hombre mejor sería que suspirara menos y no hiciera la sopa tan desabrida lo mismo que tomar agua caliente cómo para que uno se quede en casa tranquilo mejor me voy a jugar al billar mientras tanto es lindo escuchar lo de todas las mesas el negro ése colorado y peñarolense como todos los negros guardabajo cuando se pone a gritar después de la copa veintitantas y el otro grandote que da puñetazos en la pared y al final lo sacan dormido pobre la mujer tiene cinco hijos buen regalo le llevan todas las noches yo nunca tomo más de dos copitas ella dice siempre que huelo a alcohol sin embargo no es cierto porque dos noches a propósito no tomé nada y ella dijo lo mismo pero quién la convence ya se ha construido como moldes de lo que tiene que reprocharme eso eso eso siempre los rezongos qué lástima porque todavía está bastante linda no es cierto verdad está linda y ahora mismo si no fuera por esos cinco babiecas que vienen allí deben ser obreros del turno de las doce si no fuera por ésos de veras tendría ganas de tocarla tocarla.

miércoles, 12 de junio de 2013

Una mierdita muy triste


Siempre miras hacia el cielo y están ahí suspendidos estáticos
inmóviles son los globitos rojos y negros que llevan suspendidos
a los muertos por largas cuerdas que se envuelven
a sus cuerpos yertos como muchos bracitos que tratan de darle
su último abrazo su último abrazo para que no se mueran de
frío mientras los vientos helados de las alturas les congelan
las manos la mirada los traseritos triste triste triste los muertos
siempre van vestidos de negro y en su mano llevan un ramito
triste triste triste de claveles blancos que a veces se les
cae de las manos y entonces las florecitas una a una se deslizan
por la ola amarilla del día y mierda cuando caen lo que
estalla en el pavimento húmedo es un esqueleto de clavel es
un esquelético que se murió de soledad cerca de las nubes en una
florecita que no supo comprender el idioma secreto de las
aves triste triste triste los globos rojos y negros están por todas
partes encima de los parques sobre las avenidas sobre los
estadios cerca de las montañas triste triste triste en las mañanas
más exactamente cerca de las seis de la mañana cuando la
ciudad entera se halla sumida en sus malos sueños cuando
apenas los árboles de los parques y de las avenidas están comenzando
a fabricar su perfume triste triste triste que después
se diseminará por toda la ciudad los globitos de los muertos
disminuyen su altura y entonces casi que los puedo tocar con
las manos llegan casi hasta la copa de los árboles hasta los cables
de la luz hasta los techos de las casas y de los edificios y
se quedan suspendidos enredados en el absurdo tejido invisible
y tedioso de la mañana y apenas son movidos por el airecito
triste triste triste que lame la piel confusa de la ciudad
a las seis de la mañana y entonces alcanzas a verles las caras a
los muertos y lo que ves en sus miradas es agua muerta lo que
ves es que tienen la manos llenas de hierba seca de tierra vieja
y si aspiras ese aroma verás que huelen a antiguo pero no te
puedes acercar mucho porque los gusanos siempre están allí
carcomiendo sus jaulitas de carne carcomiendo sus cuerpos
tristes tristes tristes más tarde a eso de las once de la mañana
los globos rojos y negros toman de nuevo su altura normal y
entonces si estás en un parque y miras hacia arriba ves el cielo
sembrado de globos rojos y negros con muertos colgados
que en sus manitas tienen flores muertas y te entran un down
el malparido un down triste triste triste un down de saber que
cerca del origen de la lluvia esos muertos te dicen adiós con
las manos te dicen mándame una lluvia de whisky para soportar
esta soledad tan triste triste triste todos los lunes que es el
día más triste triste triste de esta ciudad en las primeras horas
de la mañana cuando la luz débil del sol se empieza a instalar
en todos los laberintos de las calles son soltados y elevados
nuevos globos rojos y negros con personas que han muerto la
víspera y entonces si miras hacia el lado del cementerio ves un
grupo de globitos subiendo poco a poco mientras rompen la
neblina espesa del amanecer triste triste triste ves a los globos
instalándose en las alturas cerca de las nubes los ves con sus
ramitos nuevos y alcanzas a ver que los claveles vibran con el
viento de la mañanita alcanzas a percibir que todavía en los
labios de aquellos muertos hay dibujada una sonrisita triste
triste triste que nunca más se reflejará en las nubes en la lluvia
ni tampoco en el vuelo de las aves que todas las mañanas rayan
el cielo y llenan las ramas de los árboles con su mierdecita
triste triste triste y entonces vuelves a mirar hacia el cielo cierras
los ojos y te tocas el corazón y compruebas que en verdad
lo que late allí adentro como un perro herido es una mierdecita
muy triste triste triste.

CHAPARRO M.

lunes, 29 de abril de 2013

4 0 0











Las cuatrocientas espadas del brandy

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POR RICARDO CHAPARRO MEDIODO


Me mataste. Eso es lo único que sé. También sé que estoy en el cielo. Por fortuna. Llevaba diez minutos de muerta y me pediste un cigarrillo. Yo busqué en mi cartera y te ofrecí́ uno de mis mentolados. Lo encendiste y te fuiste al balcón y lo fumaste en silencio mientras los fogonazos silenciosos del cigarro te iluminaban los ángulos del rostro. Afuera llovía. Era una lluvia mezclada con los pasos de los gatos que se deslizaban por los techos buscando un poco de calor. Me mataste en una noche de lluvia. Eso había sido demasiado para ti. Nunca has soportado la lluvia, ni los Stones más allá de las once de la noche. Después de las seis no puedes soportar las películas inglesas, ni los cafés cargados. Eres extraño Spada. Muy extraño. Ese día que me mataste me llamaste desde algún teléfono del parque Giordano Bruno y me dijiste hey baby vamos a ver Naked de Mike Leigh y yo te dije, pobre idiota ilusa, claro baby nos vemos a las seis en la estación de metro Radio City. 

Esa tarde vagué sin sentido por la ciudad. Me metí́ al metro, cubrí́ varias rutas, fui al barrio árabe a la calle Dranaz por un hash. Luego me fumé el hash en el parquecito mientras miraba el tren elevado. Alguien desde el tren me hizo una seña con la mano y yo le mandé un beso que se diluyó en el aire caliente de la tarde. Fue un maldito beso que explotó en le núcleo del aire, puff!, y desapareció́ para siempre. Finalmente cogí́ la ruta del Radio City para cumplirte la cita y cuando entré al metro parecía que la gente se moría poco a poco en las nubes alucinógenas de las cinco de la tarde, esas nubes negras que olían a heroína con orines. 

Más tarde nos encontramos en Londres. Estabas en el parque. Las palomas grises hacían maniobras confusas en el aire precario de la tarde y el olor de la lluvia me entró a los pulmones y me intoxicó. Caminamos por la trece y el conjunto de las luces, el conjunto de los rostros y de los olores nos marearon lentamente. Las campanas de Lourdes empezaron a sonar en el tejido del aire. En el aire había latidos. Grandes latidos. Latidos. Latidos de un corazón invisible, herido y borracho que bombea tinieblas sobre la lluvia, sobre la noche. 

Antes de entrar a cine tomamos un café́ donde los árabes. Sensación conocida: café́ cargado, negro, espeso, un cigarrillo. Una conversación banal. Un golpe en el estómago. Mierda. Adrenalina pura. Subordinación. Escalofrío. Un tabaco. Un Marlboro. Otro café́. Un beso. Un silencio. Un golpe en la cabeza. Salimos del café́ mareados, aturdidos, y el ruido de la ciudad nos abaleó el pecho y las miradas. Me dieron ganas de que te largaras para la mierda, pero dada la casualidad de que íbamos a ver Naked de Mike Leigh y entonces sentí́ y entonces sentí́ en el corazón cuatrocientos golpes, cuatrocientos golpes de brandy, cuatrocientos golpes de lluvia, cuatrocientos golpes de heroína, cuatrocientos golpes de sangre, de carne, de pólvora, de humo azul, cuatrocientos golpes de tristeza, cuatrocientos golpes de cuatrocientas aves muertas revoloteando en mi pecho. 

En el cine, la fauna de siempre. Un par de mamerto Una pareja de viejos embutidos en sus viejos gabanes, el borracho que siempre encontrábamos en los cines alternativos con su botella de coñac y las chicas universitarias con cara de que no se las habían comido en meses por estar viendo películas para solitarios todas las noches. Salí́ enamorada de Johnny, el clochard de la película. Yo te dije después que nunca había visto un man que se fumara tanto como ese. Era un man vestido de negro siempre envuelto en una nube de humo, un man como tú y yo, un triste man siempre flotando en las nubes confusas de los días como aviones absurdos, perdidos, a la deriva, un man como tú y yo navegaba en el cielo maligno de los días, esos días llenos de pequeñas lluvias donde se te llenaba la boquita de heroína y saliva negra. Un man bacano, ese Johnny. 

Entonces llegamos a tu apartamento. Me metiste tres balazos en el corazón. Once de la noche. Me mataste. Después fumamos, tomamos un café́, dos cuerpos extraños sumidos en la conocida confusión del amor después del cine, dos cuerpos desnudos atravesados por cuatrocientas espadas brillantes antes del café́, dos cuerpos extraños sumidos en la conocida confusión del amor después del cine, dos cuerpos desnudos llenos de humo, dos cuerpos desnudos atropellados por la alucinación, dos cuerpos desnudos con la sangre llena de perros atroces, dos cuerpos desnudos naufragando en alguna ola de la marea de la noche, dos cuerpos oscuros fulgurando antes de apagarse para siempre el reflejo caliente de la lluvia. 

A la media noche salimos y nos dirigimos a la estación del metro y allí́ me dejaste. Baby. Creíste que nunca más me ibas a volver a ver. Pura mierda. Me subiste al vagón y diste media vuelta. Yo me fui bien muerta. Lo último que me acuerdo eres tú fumando y yo sentada en el vagón mientras éste se deslizaba hacia la oscuridad del túnel. 

Es verdad. Me mataste. Y estoy en el cielo, tal como tú querías. En el cielo. Tal como querían mis padres y tú. Muerta, en el cielo. 

Ahora he vuelto. Estoy en el balcón. Tú acabas de regresar del cine. Me ves. Te detienes. Te acercas. Me observas en silencio. Fumas un cigarrillo. No has cambiado mucho baby. Abres la ventana. Afuera llueve. Me acaricias la cabeza con suavidad. Me dejo tomar en tus manos y me pones frente a ti. Entonces te clavo el pico en un ojo y la sangre brota lentamente. Mierda. Te saco el otro ojo. 

Afuera llueve y las luces de la ciudad son peces suicidas que se destrozan en las aguas sucias y turbulentas de la tiniebla. Estás tirado en la mitad del salón y el viento frio de la noche te cubre. Llevas diez minutos muerto. Yo llevo diez minutos convertida en paloma.